Mitología nórdica
Odín
Odín era el Dios de
todos los dioses y reinaba desde Valhalla, el majestuoso salón de las
deidades. Como muchos otros dioses, Odín estaba dotado de varios poderes. Era
el Dios de la guerra, de la poesía, la
sabiduría y la muerte.
Al igual que su par griego Zeus, Odín era capaz de cambiar de figura pero, al contrario de
Zeus que lo hacía para seducir mujeres y hombres, lo hacía para ganar sabiduría. Su sed de conocimiento lo lleva a hacer
sacrificios, incluyendo la pérdida de un
ojo, pero su esfuerzo resultó en la inspiración de todos los poetas.
Thor
Hijo de Odín y de
la esposa de éste, la giganta Jord, Diosa de la Tierra. Thor, por su parte, era
Dios de los relámpagos y también de la guerra. Se distinguía por
su barba roja y ojos encendidos. Cargaba un martillo como su arma predilecta y un cinturón de poder, con los
que derrotaba a la rival raza de gigantes. También viajaba en una carroza
tirada por cabras que emitía el sonido de truenos cuando atravesaba los cielos.
A pesar de ser un guerrero, Thor también utilizó sus poderes para enseñar a los humanos varias destrezas
como el oficio de forjar metales.
Freyja
Era una de las deidades más adoradas por los humanos y se le
conocía por su belleza. Freyja tenía un
esposo Odr a quien amaba
profundamente y cuando éste se alejaba
de ella, Freyja lloraba lágrimas de oro.
La distinguían un precioso collar, una capa de plumas que le
permitía transformarse en un ave para volar de un mundo a otro y una carroza
tirada por enormes gatos.
Diosa del amor y la
fertilidad, de la magia y la profecía, también de la riqueza e, inclusive, asociada con la guerra. Aunque no era
una guerrera propiamente dicha, su relación con la guerra vino de recibir a la mitad de los muertos en
batalla.
Considerada una de las diosas
más bondadosas, los amantes la invocaban en sus oraciones y se encomendaban
a ella.
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